sábado, 13 de noviembre de 2010

Presentación





El Centro Psicológico Norte está formado por un equipo de profesionales psicólogos que trabajan en red, atendiendo pacientes en sus consultorios.
Este Centro está coordinado por la Lic. Esther Litera, psicóloga con una amplia trayectoria profesional. 

La Lic. Litera fue residente de Psicología del Hospital Interzonal de Agudos "Eva Perón", trabajó en el Hospital de Rehabilitación "Manuel Rocca"; fue síndica social de la Superintendencia de Servicios de Salud de la Nación y coordinadora del equipo de Emergencias en Salud Mental de la Región Sanitaria V de la Provincia de Buenos Aires.

Se desempeñó como auditora en el área de discapacidad de una importante Obra Social Nacional, además de la atención de pacientes en su consultorio.Presentó diversos trabajos en congresos y tiene una Maestría en Salud Mental Comunitaria.

El Centro Psicológico Norte cuenta con atención a adolescentes, adultos, parejas, situaciones de crisis, terapia grupal y amplió su atención a pacientes con discapacidad.

Vamos a trabajar durante todo el verano, para que puedan realizar sus consultas y sentirse cada día mejor.

Consultas: (011)4866-3840
estherlitera@yahoo.com.ar


martes, 12 de octubre de 2010

Juicios y prejuicios sobre los trastornos alimentarios


Es frecuente, desde hace ya un tiempo,  escuchar en los medios de comunicación masivos hablar sobre bulimia y anorexia.

Este tema vuelve a resurgir con ímpetu en ciertos periodos, generalmente después de algún caso de interés para los medios.

En general hay un discurso repetido y hasta en cierta forma trillado sobre las causas, la forma de tratamiento y sobre todo una búsqueda incansable sobre los posibles culpables.
Esta culpa en algunos casos recae sobre la presión social, en otros casos, no tan masivamente, en la relación con la madre.

Se trasmite este discurso desde un lugar de causa-efecto, ó sea que ante la presión social la respuesta es un “un trastorno alimentario” para lo cual habría una solución unificada para todas las personas que presentan estos síntomas.

Lo que nunca termina de cerrar en este discurso es porque hay personas que presentan “trastornos alimentarios” y otras no.

Es una realidad cotidiana la presión social respecto a la imagen, así como también hay que considerar la  presión en cuanto a lo que es ser “exitoso” y otras más con las cuales convivimos.

Este discurso ignora la subjetividad de cada persona con el agregado de que al nombrar a estos síntomas como “trastornos alimentarios” cree estar dando una solución, única y verdadera para todos los individuos; cuando en realidad lo que hace es una simple descripción de algunos síntomas.

A mi entender estos discursos culpógenos tienden a cerrar toda posibilidad de pensar que le está pasando a esa persona .
Empezar a pensar  desde este lugar diferente donde se tiene en cuenta a cada sujeto, abre la posibilidad de transitar nuevos caminos donde se ponga en juego la particular de cada ser humano.

Si bien es cierto que hay muchas presiones sociales, no es menos cierto que cada persona responde de una manera diferente hacia ellas.

Hay presiones en cuanto a la figura, también las hay en cuanto al trabajo, en cuanto al éxito, etc.

Muchas veces se oye decir que “cada uno tiene que aceptarse como es” como  premisa para ser feliz (prejuicio ya que en realidad es un juicio emitido a priori de su comprobación)

Si cada uno debe aceptarse como es cabe replantearse si aceptamos a la otra persona como es ó nos quedamos fijados en un lugar tratando de cambiar al otro para que sea como nosotros queremos ó consideramos que es lo mejor.
Así como muchas veces este discurso lo que imposibilita es la capacidad de cambio: “soy así”.

Considero que cuando aparecen estos trastornos alimentarios son síntomas de que algo está pasando y es una buena oportunidad para hacer una consulta al psicólogo, posibilitando de esta manera que lo que angustia y causa malestar empiece a circular dentro del campo de la palabra, en un ámbito donde se respete la subjetividad de cada persona.

Lic. Esther Litera
Psicóloga
4866-3840




martes, 24 de agosto de 2010

Los adolescentes y el poder virtual



"Mejor pues que renuncie quien no pueda unir a su horizonte la subjetividad de su época"
      Jacques Lacan, Escritos 1 (1)



Estamos en la era de la globalización, es una frase que escuchamos cotidianamente.
El contacto mediante Internet, Facebook, Twitter, Messenger hace que nos mantengamos en constante comunicación casi “inmediata e instantánea” con gente que conocemos y muchos  que no; estando una parte de ellos geográficamente lejos.

También en esta época es frecuente oír en la consulta psicológica la queja de padres respecto a que sus hijos se la pasan todo el día pegados a la computadora jugando.
Estos juegos consisten en ir superando obstáculos.

Cabe la pregunta si el estar conectados mediante las diferentes herramientas que nos brinda la tecnología moderna se encuentra al mismo nivel que la competencia en los juegos de la computadora, donde se trata de una permanente e incesante superación de obstáculos virtuales para ser cada vez más poderoso.
Así la persona se lanza a la conquista de ciudades, países, planetas.


Un paciente refiere que su hijo de 18 años se la pasa pegado a la computadora jugando.
-“Ahí es cuando se siente poderoso. Puede hacer todo lo que no puede en la vida real.”

Comenta  que su hijo en este juego virtual, cada  vez va ganando más puntos y adquiriendo más poder, con lo cual lo consultan otras  personas (a veces de otros países) para “unirse a su grupo”; por supuesto el equipo ganador.
- “No puedo lograr que deje la computadora y vuelva a la realidad” - refiere preocupado el padre.

¿Puede considerarse este estar pegado a los juegos compitiendo como una adicción?

Si consideramos los parámetros de la psiquiatría haría falta alguna sustancia y su dependencia con ella.

Pero como los tiempos van cambiando, también los conceptos y la realidad impone la inclusión de otros nuevos.

Si consideramos a la adicción desde el punto de vista analítico como un más allá del Principio del Placer, donde hay algo del orden de la repetición que no puede ser procesado, podemos pensar que efectivamente lo es.

 Hay otros planteos importantes para ser pensados en relación a esta adicción virtual (2)   
-¿Es posible en la vida “real” controlar a las demás personas, así como sus sentimientos?
-¿Se pone en juego la fantasía de controlar ó ser controlado?
- ¿Por qué una persona necesita recurrir a estos juegos en forma compulsiva?
-¿Qué ocurre cuándo se logran superar todos los obstáculos una y otra vez?

Como cada persona es única, lo que se le juega en esta adicción al poder virtual también lo es.

La experiencia en las consultas psicológicas hace pensar que la prohibición de los padres a sus hijos para que no utilicen la computadora y los juegos no da resultado, pasa a ser una solución instantánea y momentánea que no es respetada por los adolescentes.

Tal vez porque porque esta adicción a la  virtualidad deba ser pensada desde otro lugar que no sea el de la prohibición. Es importante darle el estatuto de síntoma y como tal poder empezar a ponerle palabras en un tratamiento psicológico.


Licenciada Esther Litera
Psicóloga
estherlitera@yahoo.com.ar
4866-3840